Para este proyecto en Santa Bárbara, diseñamos un jardín que combina intimidad, presencia visual y recorrido, con vegetación abundante y materiales cálidos.
El perímetro de la parcela se definió con una jardinera continua de formas sinuosas, que envuelve el jardín y lo recorre. Está rematada con una línea de luz LED integrada, que ilumina el jardín de forma sutil y funcional. En ella se combinaron arbustivas de diferentes volúmenes y árboles estratégicos, como tres palmeras altas, pensadas para ocultar visuales desde la habitación principal.
El césped natural en rollo cubre la mayor parte del terreno, salvo en el acceso al parking, donde se utilizó grava ocre. El recorrido del coche finaliza junto a mesas de cultivo y trepadoras, y al entrar, un olivo da la bienvenida a la vivienda. En el patio inglés, optamos por una selección de plantas desérticas y grava, buscando bajo mantenimiento y coherencia cromática.





































